"PRESENCIA DE MI CORAZÓN", así se titula el último libro editado por Rodolfo A Álvarez, a través de "ediciones del colectivo volador", que reúne 15 poemas, 14 de ellos inéditos, un texto publicado en la legendaria revista "Maldoror" y cuatro cartas personales al propio Rodolfo. De este modo, Álvarez vuelve a recuperar y a poner a disposición de los lectores una ínfima parte de la vasta obra inédita de este particular y casi desconocido autor. Hay que tener en cuenta que, además, aquello que publicó Mazzadi en vida, lo hizo, deliberadamente, en tiradas ínfimas, solo para la distribución entre sus amigos.
Transcribo dos de las cartas y dos poemas.
Buenos
Aires, 26 de setiembre de 1984
Rolfi:
Recibí tu carta del 21 de setiembre.
Me sumió en LA CULPA, hasta el cogote. Es cierto que mi última recorrida
juninense fue desordenada, porque además de mis ambuleos habituales debí
arreglar algunos asuntos de dinero (puaf) y familiares (dos veces puaf) lo que
me exigió una especie de astucia de lo más vituperable. Nunca comprendí cómo
ciertos tipos y tipas conviven en maridaje feliz con esa clase de astucia!
Se
pide no interpretar como excusa. Simplemente, nuestro encuentro queda para otra
oportunidad. Y entre otras aventuras= ¿es cierto que mi fantasma pasó ante tu
vista, en la plazoleta?. Eso me complace sobremanera.
¿Y
lo otro?.. ¿Tu oficialización como poeta representante de la Provincia de los
Malos Aires?.. Vacilo entre alegrarme o llorar melosas lágrimas (pero esto, por
inveterado sentimiento de rechazo a la oficialización y a las llamadas
“carreras”). Pero creo que en esta ocasión me alegraré, ayudado por el vino del
optimismo y la confianza que tengo en ciertas almas incomprensibles.
En
cuanto a “El Deber Social del Arte” (debe Deber deber), mi consejo es que no
des cinco de pelota en tu propio terreno. Cuando yo cedí en mi propio
terreno (tendría tus años) por puro impulso moral y necesidad de justicia,
forcé la escritura y produje babosos y abominables engendros. Porque para ese
deber Deber deber se necesita una sensibilidad más adocenada, un apego (o
sujeción) a la realidad que sólo entrega respuestas mecánicas. La nuestra busca
regiones suprarreales, y de esos resquicios malditos sea el que sabe qué
saldrá.
Como
los psicoanalistas, estos fedatarios del Deber Social tratarán de que
internalices los por cierto muy dolorosos problemas comunitarios, y que de allí
abajo, de tu subconsciente, broten las mágicas palabras para las que has
sido destinado, pero apuntando a esa dirección prestablecida. Te lavarán el
cerebro, te harán bolsa. Y si con tus otras actitudes demuestras solidaridad
social y hasta trabajas “en pro”, de cualquier manera quedarán insatisfechos.
Porque quieren tu escritura. Chicos buenos y solidarios abundan. Los poetas
escasean.
Entre
otras cuestiones, el poema no me parece muy bueno. Pero bien valga para la
clarificación del problema. Y por lo que aprecio, ya le has dado respuesta.
Te
ha tocado ahora a vos una coyuntura donde los poetas se dividen (es pendular el
fenómeno): salen de sus cuevas los realistas rimadores, con sus lágrimas al pie
del lagrimal, trovadores de multitudes, y vociferan y fustigan con los rayos de
Zeus sobre las cabezas de los perdularios; vuelven a sus cuevitas los
pensativos, un poco aturdidos por el ruido ambiente, y tratan de recuperar
aunque sea sólo un hilo de locura para acceder a los territorios que les están
destinados.
Más
o menos es eso, y sería pernicioso abundar en imágenes.
Esto
trabajando poco. Es decir no a mi ritmo. Y en prosa. En cuanto a poesía, que en
paz descanse a la espera de sueños tumultuosos. En agosto concluí la última
entrega de 8 poemas para los dos libros en preparación (“Poesía 1984” y “Cartas
y Comunicaciones 1984”). No les asigno gran valor, porque ando atrás de un
salto cualitativo que está lejos de producirse. Jugarretas que gasta la poesía
a los abusadores y toqueteadores…
Y
basta por hoy. Te iba a escribir mucho antes, porque se me ocurrió una idea
para la ciudad que sobrevuela Ícaro en el mural que pintaste en la placita.
Algún día te contaré.
Nota: En 1984 la Secretaría de Cultura me eligió para representar a la Provincia en
el Festival de Literatura de Rosario, a eso se refiere Juan y, en realidad yo acepté,
porque el funcionario provincial era el gran poeta Rodolfo Alonso. En cuanto a
lo que dice del deber social del arte se debe a que en mi cartita le adjuntaba
un poemita que intentaba tratar ese tema. El poema se perdió hace mucho, pero
las palabras de Juan sobre el tema tienen hoy actualidad. R.A.Álvarez
Buenos
Aires, 30 de junio de 1987
Querido
Rolfi:
Los
términos de tu carta del 23/5 son muy placenteros para mi ego, pero hay algo
que equivocás. Desde que estuve la última vez en tu casa (o desde antes, desde
que nos encontramos por la mañana en la veterinaria de Ernesto) y vi tu mirada
sin dobleces, se disipó por completo el pequeño resquemor que puedo haber
sentido por tu poema del “Almuerzo”.
Cuando
nos volvemos viejos (cumplo 55 en julio) nos ponemos alérgicos, llenos de
plagas o ladillas por más que nos bañemos, y nos rascamos como los ermitaños en
sus cuevas. Algo tan simple como el canto de un pájaro que interrumpe la
siesta, causa la clase de miedo de los rechazados. Los miedos dominan a los
viejos. Una venita que late, una vacilación en la pierna izquierda o mucha o
poca orina en la meadita de la mañana, una mirada de soslayo de una jovencita
que en el fondo se ríe de y por la vida, no de uno, y etc. En fin, estas cosas
irritan a los viejos que alguna vez han cultivado mal carácter, los vicios, o las extrañas costumbres de
continencia que jamás he entendido y espero con suerte no entender.
Con
esta filosofía de medio pelo quiero significarte que debés interpretar mi mal
humor como producto destilado de mi senilidad. Y que, vuelvo a repetirlo, eso
quedó superado con nuestro encuentro. Además, reflexioné, cuando se admira el
talento de los más jóvenes, no vamos a pelearnos por cosas que “nos parecen”.
Rolfi
es Rolfi y el Juan es el Juan. Duro el camino, pero la misma ruta. No creas que
ha quedado interrumpida nuestra comunicación, aunque haya lapsos de silencio.
Una vez establecida, jamás se corta.
Estoy
trabajando en prosa “Los Fantasmas Chinos” y el Dencamecón V. De paso, te digo
que en los “Fantasmas” existe un anteúltimo número que me complace y se llama
“Robos”, y un último que es quizá mejor, patéticamente llamado “Maternidad”,
como lo aconseja el buen Campazo.
El
dencamecón ya sabemos qué es, vos lo has leído bastante. Un divertimento que a
veces cava profundo, pero ése no es el propósito. Voy por el número 45 recién
horneado. Moriré sin llegar a los cien.
Poesía,
nada. Salvo una que dediqué a Ernesto Cirillo e incluyo en esta carta para que
se la hagas llegar.
De
cualquier manera, he escrito bastante poesía en los últimos años. Pero esa
poesía, como tal, no vale la pena. Tengo tendencias líricas y expansivas, y eso
–según opinaba Dylan Thomas, que experimentaba su propia declinación– no llega a los cuarenta años de edad. Después
puede muñequearse, crear impresión y efectos, o cambiar de estilo y volverse
meditativo como Borges (que nunca, por otra parte, fue lírico porque carecía de
cojones). O escribir otros géneros.
Pero
te digo, Rolfi, que la poesía es la base de todos los géneros. Imposible
escribir ni la lista para el carnicero sin una sólida base poética. Saldrás un
francés putón como Stendhal o Sastre, o un boludo como Manucho Mujica Láinez o
una concha fría como Silvina Bullrich o la finada Marta Lynch, o la totalidad
de ejemplos que se te puedan ocurrir, que hay a montones, desde Henry Miller al
turco Asís.
Poesía,
el germen, la base, el espermatozoide y el óvulo. Con esa fecundación, lo demás
viene rápido.
Te
decía que ya no escribo poesía mostrables ni publicables. Pero que, por malas
que resulten, continúan siendo base y sustento de mis otras obras que, según mi
costumbre, cuando estoy en vena escribo de a dos o incluso de a tres. Los que
ahora ocurre. Pero, como dice el tango: “el piolín se corta”. NO hay
diagnóstico, pero sí premoniciones fanáticas. O a lo mejor me ocurre como a mi
vieja, que se moría con urgencia antes de los cuarenta y ahora que cumple 84
sigue rompiendo las bolas.
Pero
en mi caso los circuitos están desarticulados y me he tomado el trabajo de
formar una preciosa cadena de malarias pálidas en mi cuerpo. Como reformarme es
imposible, adoptar un régimen severo es inimaginable y los trasplantes de
órganos no me resultan seductores ni están a mi alcance económico, prefiero
aprovechar el resto escribiendo cuánto pueda y tocando el pianito desafinado.
Trataré
de publicar “Los Mágicos” en multicopia y por el mismo sistema de suscripción
limitada que “Colección”, igual en tamaño y encuadernación. Salido está en
posesión del original y calculó los costos en 2.600 australes los 100
ejemplares, lo que eleva el precio del libro a 26 australes. Y luego colocarlo.
Un poco en Buenos Aires, y otro poco en Junín.
¿Quién
sabe qué pasará con la IV Fortaleza y la V, y con dichoso Dencamecón, y con un
anterior libro de cuentos?
Pero
un escritor tiene necesidad de sacarse las obras terminadas de encima. Como una
defecación urgente. Por no haberlo hecho en su momento (con las novelas “El
republicón” y “La Estatua Ecuestre”, las obras de teatro, una escrita para
radiofonía y otras) padezco un serio estreñimiento grave e incurable…
Trataré
de hacer lo posible ahora que “el piolín se corta”.
Eso
es todo por ahora. Mas adelante nos frecuentaremos y espero que a menudo, ya
que tu presencia; de Marga y de tu hija, para quienes envío efusivos cariños,
me es muy vivificante.
Escribamos,
que esa es nuestra herramienta.
Nota: El
libro “Los Mágicos” se publicó finalmente ese año. Todos los otros libros que
Juan menciona no fueron publicados nunca. R.A. Álvarez
POEMA URBANO
Nos
encuentran aún bebiendo
en
el bar,
al
costado de un tallo de cemento
los
amigos y los vagabundos.
Para
saludarnos
levantarán
un pulso de hueso
un
párpado de pus, un entendimiento,
avergonzado
y nocturno.
Hemos
sobrevivido, pequeño Acuña,
a
la pesadez perlina de otra noche.
Los
amigos
nos
encuentran aún bebiendo.
De
nuevo la flor del hierro rojo
amanece
y respira,
de
nuevo se ha estacionado el rocío
o
una vieja lluvia
en
sus pétalos centrifugados de dura
y
tersa piel, oh rosa mecanizada,
carnadura
de gas oíl
perfume
húmedo y púrpura
tan
estéril es ya
tu
movimiento cotidiano.
Nos
encuentran nuestros amigos
aún
bebiendo, y todos sabemos
que
a la altura de las golondrinas
los
especuladores duermen
un
sueño agudo de avispas.
Ellos
podrían asomarse al cielo,
al
cielo sostenido por un sólo pájaro,
asomarse
a una como neblina azulíquida
sobre
la ciudad
apiadarse,
humillarse, creer en el ojo puro y claudicante
de
la estrella ambarina.
Los
amigos, los vagabundos, por último
nos
encuentran, Acuña,
aún
bebiendo,
empecinados
en el cartel de neón
que
es la estrella de los suicidios,
iluminadora de espectros, de borrachos,
de
un fláccido tranvía que se arrastra,
de
nuestras perdidas cabezas hartas de soñar,
moribundo
Acuña,
ahogado
en el sucio vaso.
(1960) J. N. Mazzadi
HORACIO DE LA CÁMARA, MUERTO
Qué
dirías, viejo y querido amigo,
de
mis poemas?.. No nos hemos sucedido
como
dicen que se suceden los poetas.
Si
vivieras y yo con mi exhausta voz
te
leyera estas cosas duras y suicidas
olvidadas
del ritmo, ajenas al perfume,
donde
la mujer es un desesperado ser
y
el canto se extravía
en
una informe arboleda de sombras:
qué
dirías, Horacio, de mí, de tu joven
amigo...
Derramarías
tu
sabia y amada mirada
comprendedora
del mundo, aceptarías
el
asco así como lo digo,
o
mis flores descendidas, este incendio
agotado?..
Tantos años
hemos
estado lejos
y
tantos eternos años hemos nacido lejos
y
tan lejos estás ahora... Qué dirías
de
mí, de mi figura y mi ortografía
y
mi predisposición al alcohol
y a
tu misma desdicha
y
al odio indeterminado?..
Lejos
y hundido
veo
tu consumido rostro invencible
y
tus palabras muertas.
(1963) J. N. Mazzadi
Más datos sobre Juan Noel Mazzadi: http://jorgedipre.blogspot.com.ar/search/label/Juan%20Noel%20Mazzadi
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