Anduve, con un poeta amigo
buscando
a lo largo de la carretera
desde el sureño puerto
y el sabor de los frutillares
enredado en las maderas
de Osorno
navegando en ese río valdiviano
el más largo lago de Chile
hundiendo la nariz en el paisaje
de cerezas ofrecidas
anduve y anduvimos
Chile es una larga carretera, dijimos
metíamos el hocico en las librerías
y nos enojábamos con libreros
dónde están tus obras
tus antiobras
tus antiobras completas
viejo Nicanor.
El mar, que en los bordes combate
el agua dulce de los ríos,
estallaba en espuma picante
los ojos ciegos
salvo para ver nadar pequeños cetáceos
desde la montura herrumbrada
de un viejo cañón español.
No queríamos sentirnos turistas
cámara colgando
comiendo porquerías
repartiendo limosna
como cuando los turistas
vienen a nuestro país
y como buenos chilenos
te buscamos en Chillán un día
hecho hoja en algún viñedo
más al centro
entre puesto y puesto
de mote con huesillo
con un continuo cerco de frambuesas
aún verdes
hacia esa negra ciudad de humo
del desierto que decís
que llamás Santiago de Chile.
Pensiones, Hoteles y Hoteles por hora,
Residenciales Estudiantiles, Ahumada,
manifestaciones en contra y a favor
de la guerra en el golfo,
la calle San Diego, por fin,
entre viejas ediciones del Quijote
(lectura obligatoria en el secundario)
y turistas, muchos turistas
chorreantes de salchichas
más panzones que tus chilenos de más de cuarenta.
Ni un solo libro, señor
todos se han vendido ya
se han vendido
se han vendido.
Pensamos que como el cuervo aquel,
de cuyo amo miserable aprendió el estribillo,
repetía sin cesar como un treno funeral
se han vendido
se han vendido ya
Le ofrezco Cagliostro, del benemérito Huidobro
o una Obra Gruesa
me queda, en el depósito,
almacenado, para coleccionistas, sabe
igual que este Cervantes, pero no lo vendo
un español hace unas semanas, no más,
hace unas semanas
se llevó todo al tiro
libros y libros de Parra y Huidobro
no queda nada
salvo esta Obra Gruesa en almacén
pero no tan gruesa
no queda nada
sólo Neruda, Neruda, Neruda
por todos los ángulos.
Chile es una larga carretera
tapizada de libros de Neruda.
Neruda abunda, chorrea, inunda,
empalaga, asquea.
Náuseas
todos esos libros viejos
son de Neruda
son de Neruda
todos los nuevos libros
también lo son
lo son.
Pero en el fondo del corredor
Nicanor
una estrella me guiña
como la pátina de una roca.
No todos los Pablos se llaman Neruda
en Chile
No señor!
otro Pablo, un Pablo de piedra, golpea, y duro
azota como un vendaval
toda la poesía
de esa larga carretera
plagada de gasolineras
libros de Neruda
y ausencias presentes
Nicanor.
JDipré, 1989, del libro aún inédito "Parricidio"
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