10 ene 2025

LA BIBLIOTECA DE PETRARCA, Gabriel García Márquez

 
Estado actual de las criptas funerarias del antiguo convento de Santa Clara, en Cartagena de Indias.
Actualidad de las criptas funerarias
 del antiguo convento de Santa Clara
 en Cartagena de Indias. Foto J D, 2024

(…) Lo atormentaba la culpa de haberla abandonado a su suerte en el patio de los esclavos. A eso atribuía sus silencios, que podían durar meses; las explosiones de violencia irracional, la astucia con que se burlaba de la madre colgándoles a los gatos el cencerro que ella le ponía en el puño. La mayor dificultad para conocerla era su vicio de mentir por placer. «Como los negros», dijo Delaura. «Los negros nos mienten a nosotros, pero no entre ellos», dijo el marqués. En el dormitorio, Delaura separó con una sola mirada lo que fue la profusa utilería de la abuela y los objetos nuevos de Sierva María: las muñecas vivas, las bailarinas de cuerda, las cajas de música. Sobre la cama, tal como la hizo el marqués, seguía la maletita con que la llevó al convento. La tiorba cubierta de polvo estaba de cualquier modo en un rincón. El marqués explicó que era un instrumento italiano caído en desuso, y magnificó las facultades de la niña para tocarla. Empezó afinándola por distracción, y no sólo terminó tocándola de buena memoria, sino cantando la canción que cantaba con Sierva María. Fue un instante revelador. La música le dijo a Delaura lo que el marqués no había acertado a decirle de la hija. Éste, a su vez, se conmovió tanto que no pudo terminar la canción. Suspiró: «No se imagina lo bien que le quedaba el sombrero». Delaura se contagió de su emoción. «Veo que la quiere mucho», le dijo. «No se imagina cuánto”, dijo el marqués. “Daría el alma por verla». Delaura sintió una vez más que el Espíritu Santo no se saltaba el mínimo detalle. “Nada será más fácil”, dijo, “si podemos demostrar que no está poseída». “Hable con Abrenuncio”, dijo el marqués. “Desde el principio ha dicho que Sierva está sana, pero sólo él puede explicarlo». Delaura vio su encrucijada. Abrenuncio podía serle providencial, pero hablar con él podía tener implicaciones indeseables. El marqués pareció leerle el pensamiento. “Es un gran hombre», dijo. Delaura hizo un gesto significativo con la cabeza. “Conozco los expedientes del Santo Oficio», dijo. “Cualquier sacrificio será poco para recuperarla”, insistió el marqués. Y como Delaura no daba muestras de nada, concluyó: “Se lo ruego por el amor de Dios». Delaura, con una grieta en el corazón, le dijo: “Le suplico que no me haga sufrir más». El marqués no insistió. Cogió la maletita sobre la cama y le pidió a Delaura que se la llevara a la hija. “Al menos sabrá que pienso en ella”, le dijo. Delaura huyó sin despedirse. Protegió la maletita bajo la capa y se envolvió en ella, porque llovía a mares. Tardó en darse cuenta de que su voz interior iba repitiendo versos sueltos de la canción de la tiorba. Empezó a cantarla en voz alta, azotado por la lluvia, y la repitió de memoria hasta el final. En el barrio de los artesanos dobló a la izquierda de la ermita, todavía cantando, y tocó a la puerta de Abrenuncio. Al cabo de un largo silencio, se oyeron los pasos cojitrancos, y la voz medio dormida: “¡Quién es!» “La ley», dijo Delaura. Fue lo único que se le ocurrió para no gritar el nombre. Abrenuncio abrió el portón creyendo que en verdad era gente del gobierno, y no lo reconoció. “Soy el bibliotecario de la diócesis”, dijo Delaura. El médico le franqueó el paso en el zaguán en penumbra, y lo ayudó a quitarse la capa ensopada. En su estilo propio le preguntó en latín: “¿En qué batalla perdió ese ojo?» Delaura le contó en su latín clásico el percance del eclipse, y se extendió en detalles sobre la persistencia del mal, aunque el médico del obispo le había asegurado que el parche era infalible. Pero Abrenuncio sólo le puso atención a la pureza de su latín. “Es de una perfección absoluta”, dijo asombrado. “¿De dónde es?» “De Ávila”, dijo Delaura. “Pues más meritorio aún», dijo Abrenuncio. Le hizo quitar la sotana y las sandalias, las puso a escurrir, y le echó encima su capa de liberto sobre las calzas atascadas. Luego le quitó el parche y lo tiró en el cajón de la basura. “Lo único malo de ese ojo es que ve más de lo que debe”, dijo. Delaura estaba pendiente de la cantidad de libros apelmazados en la sala. Abrenuncio lo notó, y lo condujo a la botica, donde había muchos más en estantes altos hasta el techo. “¡Espíritu Santo!», exclamó Delaura. “Esto es la biblioteca del Petrarca». “Con unos doscientos libros más», dijo Abrenuncio. Lo dejó curiosear a gusto. Había ejemplares únicos que podían costar la cárcel en España. Delaura los reconocía, los hojeaba engolosinado y los reponía en los estantes con el dolor de su alma. En posición privilegiada, con el eterno Fray Gerundio, encontró a Voltaire completo en francés, y una traducción al latín de las Cartas Filosóficas. “Voltaire en latín es casi una herejía”, dijo en broma. Abrenuncio le contó que era traducido por un monje de Coimbra que se daba el lujo de hacer libros raros para solaz de peregrinos. Mientras Delaura lo hojeaba, el médico le preguntó si sabía francés. “No lo hablo, pero lo leo”, dijo Delaura en latín. Y agregó sin falsos pudores: “Y además griego, inglés, italiano, portugués y un poco de alemán». “Se lo pregunto por lo que dijo de Voltaire”, dijo Abrenuncio. “Es una prosa perfecta». “Y la que más nos duele”, dijo Delaura. “Lástima que sea de un francés». “Usted lo dice por ser español”, dijo Abrenuncio. “A mi edad, y con tantas sangres cruzadas, ya no sé a ciencia cierta de dónde soy», dijo Delaura. “Ni quién soy». “Nadie lo sabe por estos reinos», dijo Abrenuncio. “Y creo que necesitarán siglos para saberlo». Delaura conversaba sin interrumpir el examen de la biblioteca. De pronto, como le ocurría a menudo, se acordó del libro que le confiscó el rector del seminario a los doce años, y del cual recordaba sólo un episodio que había repetido a lo largo de la vida a quien pudiera ayudarlo. “¿Recuerda el título?”, preguntó Abrenuncio. “Nunca lo supe”, dijo Delaura. “Y daría cualquier cosa por conocer el final». Sin anunciárselo, el médico le puso enfrente un libro que él reconoció al primer golpe de vista. Era una antigua edición sevillana de Los cuatro libros del Amadís de Gaula. Delaura lo revisó, trémulo, y se dio cuenta de que estaba a punto de ser insalvable. Al fin se atrevió: “¿Sabe que éste es un libro prohibido?» “Como las mejores novelas de estos siglos», dijo Abrenuncio. “Y en lugar de ellas ya no se imprimen sino tratados para hombres doctos. ¿Qué leerían los pobres de hoy si no leyeran a escondidas las novelas de caballería?» “Hay otras”, dijo Delaura. “Cien ejemplares de la edición príncipe del Quijote se leyeron aquí el mismo año en que fueron impresos». “Se leyeron no”, dijo Abrenuncio. “Pasaron por la aduana hacia los distintos reinos». Delaura no le puso atención, porque había logrado identificar el precioso ejemplar del Amadís de Gaula. “Este libro desapareció hace nueve años del capítulo secreto de nuestra biblioteca y nunca le hallamos el rastro», dijo. “Debí imaginármelo», dijo Abrenuncio. “Pero hay otros motivos para considerarlo un ejemplar histórico: circuló durante más de un año de mano en mano, por lo menos entre once personas, y por lo menos tres murieron. Estoy seguro de que fueron víctimas de algún efluvio ignoto». “Mi deber sería denunciarlo al Santo Oficio», dijo Delaura. Abrenuncio lo tomó en broma: “¿He dicho una herejía?» “Lo digo por haber tenido aquí un libro prohibido y ajeno, y no haberlo denunciado». “Ése y muchos otros”, dijo Abrenuncio, señalando con un amplio círculo del índice sus anaqueles atestados. “Pero si fuera por eso usted habría venido hace tiempo, y yo no le hubiera abierto la puerta». Se volvió hacia él, y concluyó de buen talante: “En cambio, me alegro de que haya venido ahora, por el placer de verlo aquí». “El marqués, ansioso por la suerte de su hija, me sugirió que viniera”, dijo Delaura. Abrenuncio lo hizo sentar frente a él, y ambos se abandonaron al vicio de la conversación, mientras una tormenta apocalíptica convulsionaba el mar. El médico hizo una exposición inteligente y erudita de la rabia desde el origen de la humanidad, de sus estragos impunes, de la incapacidad milenaria de la ciencia médica para impedirlos. Dio ejemplos lamentables de cómo se la había confundido desde siempre con la posesión demoníaca, al igual que ciertas formas de locura y otros trastornos del espíritu. En cuanto a Sierva María, al cabo de tantas semanas no parecía probable que la contrajera. El único riesgo vigente, concluyó Abrenuncio, era que muriera como tantos otros por la crueldad de los exorcismos. (…)


 (*) Gabriel García Márquez: extracto del capítulo 4, “Del amor y otros demonios”, 1994. Edición 2003, Editorial Sudamericana, Bs As.  

"LA MADRE KALI", de Carmen Bruna, leído por Rolando Revagliatti


Carmen Bruna, por Rolando Revagliatti.  Ver y Escuchar en >> https://www.arcoiris.tv/scheda/it/72882/


LA MADRE KALI 


Ser deseado.

Existir.

Entregarse al placer,

huir de las plagas.

El corazón está solo en el silencio de la noche.

Las mariposas han muerto como suspiros

en el diluvio amarillo

orgiástico

de la incandescente primavera.

El cuerpo está extraviado y desea la ferocidad tropical

de los mediodías.

El alma se abre como una flor inocente

con nuestros amores y nuestros odios.

Soy un ser antropófago que vive la esperanza del milagro.

Mi carne huele a jazmín y a naranjos en flor.

Por mi sangre espesa corre el susurro de los azahares

conmovidos por el viento.

Soy la sacerdotisa que presiente

la llegada de las víctimas

y les clava el puñal entre los pechos.

Estoy allí, donde nace y deslumbra la Vía Láctea.

Soy la suicida que se dejará matar por el escorpión.

Mi aliento huele a muerte.

Mi nombre despierta todos los terrores.

Mi collar es un collar de calaveras dementes.

Mi camino es el camino de todos los iniciados.

Soy la ferocidad,

la dulzura

y la luz.

Soy la insumisión.

 

(*) Carmen Bruna. De “Antología del Empedrado” (1999)

Bruna Carmen Zucarelli (Carmen Bruna), nació en Buenos Aires, el 16 de julio de 1928 y murió en febrero de 2014. Identificada plenamente con el surrealismo, a partir de 1982 formó parte del grupo argentino Signo Ascendente, perteneciente a dicho movimiento internacional. Carmen Bruna fue y será una de las grandes voces femeninas del surrealismo argentino. Entre sus colaboraciones ha integrado el grupo “El Heresiarca & Cía”, incluso ha publicado en “La Luna de Tlön”, versión papel y posteriores versiones digitales.

Rolando Revagiatti recoge y pone voz al poema “La Madre Kali” en su monumental antología audiovisual: 

(*) La Madre Kali


22 oct 2024

REVOLUCIÓN, de "Historias Inauditas", Jorge Pablo Yakoncick

No sé si este relato, que forma parte del magnífico libro de Jorge, Historias Inauditas, es el mejor logrado de los nueve que lo conforman, pero lo selecciono porque encuentro en él —quizá el autor aún no lo sepa, o sí— un emergente que inscribe aspectos iniciales de una búsqueda común para crear, expresar o leer literatura, sea del género que sea; y, si es transgénero, mejor. Es un efecto disgregador que actúa centrífugamente, pero también con una fuerza contraria, instalando en el centro aquello que estuvo relegado, negado u oculto en los márgenes. Este efecto, buscado de diversas maneras y formas, está presente en todo el libro desde el inicio. Parece que fuera... Y cuando uno se pregunta: "¿Pero, parece que fuera qué?", ​​la respuesta se desvanece, obligando a buscarla en el próximo texto, y en el siguiente... ¿Y luego? Bueno, luego quizás haya que esperar pacientemente su próximo libro.


REVOLUCIÓN 


Las revoluciones no son jamás un resultado de la desesperación, como con frecuencia piensan los revolucionarios jóvenes que suelen creer que del exceso del mal puede salir el bien. 
Piotr Kropotkin

Avendaño se bajó de la autopista a la altura de Bell Ville y continuó esquivando baches por la Ruta 9 en dirección a Rosario. En el campo la soja comenzaba a amarillear y el maíz estaba alto. Sobre la margen izquierda una cortina de árboles daba una confortable sombra, aliviando el calor del sol que, desde el mediodía, abrasaba la chapa roja del Ford Fiesta. De pronto, un olor nauseabundo lo obligó a cerrar la ventilación del coche y en seguida apareció, bajo la arboleda, un feedlot lleno de vacas que se amontonaban en el barro. Unas enormes máquinas y un número importante de camiones circulaban por la ruta con exasperante lentitud, las cuatro por cuatro los rebasaban con facilidad, pero él lo hacía con cautela.

Al atravesar Leones quitó la música para atender a los carteles. A metros de salir de la ciudad estacionó en la banquina para consultar el mapa, lo desplegó sobre el volante y, deslizando el dedo índice sobre el papel, siguió el trayecto de la línea roja que marcaba el camino. Se dio cuenta de que se había pasado. Abrió su agenda en la sección de notas y leyó:

En Bell Ville doblar a la derecha x R-3, seguir hasta el cruce c/R-6, doblar a la izquierda. Justiniano Posse, Inriville, Camilo Aldao, Los Surgentes. Agarrar desvío a la derecha antes de Cruz Alta (va a Corral de Bustos).

Volvió a mirar en el mapa el lugar al que se dirigía: sobre un hilito innominado que unía la Ruta 6 con la 11 había marcado un punto y escrito el nombre San Chárbel a su lado. Reubicado, siguió hasta Marcos Juárez. Pasando el parque industrial desvió por la circunvalación hasta la Ruta 12.

8 sept 2024

5 poemas del libro PAISAJE PRIMAVERA, de Rodolfo A Álvarez


Durante el año 1991, me tocó presentar en Junín uno de los mejores libros de la vasta obra de Rodolfo Álvarez, sin dudas un excelente poeta y promotor de la poesía en el interior del país. Hay libros y escritores que no merecen ser olvidados. Transcribo una arbitraria selección de cinco poemas y una foto del día del evento, que me enviara el autor desde su archivo personal, hace unos días.

 



plazas

 

los bordes tienen soles/ahí se

habitan cielos/que encienden

prenden fuegos/donde caminan

chicos/antiguos pobladores

siestean sus pelambres/sin

dormirse realmente/figurando

ver todo

 

los centros de las plazas/no

límites/construyen las

mitades/donde mirar de

firme/la canción de la tarde/el

aire matinal/el vientito ligero

que abre todas las puertas/por donde

soplan llueven/las eternas vecinas

como curiosas aves

 

entre todas las plazas/de junín/de

ciudades que viven en junín/se arma

un rompecabezas de suelos/claridades/

luces ó silbos frescos/por donde

con asombro de pez en vuelo lento/se

puede hacer hilacha e hilvanar/un

caminar gestarse/sin despertar los

truenos/que asolan la ternura de tanto

suelo nuestro/

 

y así/todo es

posible.


leyendo a edgar lee masters

 

invité a una chica a tomar un café/ella/

ella me dijo que su familia/su trabajo/su

vida/ella/en fin/yo ideaba magias otros

sortilegios/como para acaparar/pero ella

dijo/con la voz dijo/en fin

 

creo que los fracasados han decidido

fracasar/los exitosos es muy posible que

hayan decidido de antemano/los tristeados

han decidido/seguro es/decidieron en algún

vaivén/la vida/darse a la tristeza como tango/

los irracionales también han debido/¿mis

hijos deciden han decidido seguir creciendo

sin parar?/como/la vida/como en un valle/una

pequeña ciudad/spoon river maestro masters/

donde seguro que una chica si era invitada a

tomar un café/ella/es decir algún chico de

por ahí/algún imprevisto/solamente podría

hablar de su familia/su trabajo/enfin enfin/

no mucho más/y todo esto -es posible-/lo diría/

decisivamente/tan/en fin/

decisivamente.

 

amigos

 

los amigos reúnen/entre sí/sus

verdores/remember tantos días/como

aromos del aire/de los años del

aire/para si/entre sí/secretas

confidencias/que agitan estandarte/

amigos estandartes/eslabón de lo

unido/misteriosos designios/esquinan

en la calle reconocerse empero/sobre

los trabajos del día/las tareas pesadas/

los duelos las sonrisas/reúnen/entre

sí/para sí/espejismos reales/hechos tal

certidumbre/así/se terminó el dolor/no

hay tantas arenas movedizas/hemos aprendido

a no estar quietos/ascender caminar/se

suicidó la prepotencia/aprendido/como

aromos del aire/brotar verdores.

 

 

amigos (II)

 

contra la poquedad/se

juntan

                     —hay que ver/

                     Mirarse

 

con risa asienten/dicen

 

juntos/se están/son

juntos

 

entre la poquedad/otras

derrotas hueras

 

traen la

celebración.


los hijos miran fijo

 

miran/arden

sus ojos magias rayos

con pasión que los hace/el

hábito del juego/la canción

donde beber los ruidos

 

miran fijo/silencian

todo encierro/despiertan

toda voz/con la

brutal manera/la de

encielado gesto/que

pare risas cuentos/que

gotean los cuerpos/que

bailan ojos magias

 

como el amor los hace

sus miradas preguntan

llueven

donde habitamos

como solcito/en

fiesta.

 

(*) Rodolfo A. Álvarez, Paisaje Primavera, 1991, Ediciones SALIDO, Colección RANCHORION, Junín. Pcia de Buenos Aires. /

(**) RODOLFO A. ALVAREZ (Junin 1957) es poeta. periodista y músico. Formó parte de la primera banda de rock local, Agnus Dei, en 1975. Dirigió durante 19 años la revista de poesía “Maldoror -la otra liter/hartura”.

Escribió en diversos diarios y revistas del país y del exterior. Entre 1996 y 2000 fundó y dirigió el espacio independiente Teatro de Serafín. Entre el 2000 y el 2004 formó parte del trio de rock El Desbande. Dirige las Ediciones del colectivo volador. Conduce un espacio radial junto a Alejandro Miguel en FM Mestiza 101.7 de Junín. Sus últimos títulos son:

“Soles tranquilos y otros poemas pequeños” (Junín 2009-ediciones del colectivo volador) (Ilustración de Martin Micharvegas y epilogo de Jorge Santiago Perednik)

“Escrito en el desierto” (Junín 2011-ediciones del colectivo volador) (Ilustración de Daniel Rodríguez)

“Jarawaciones baby” (Junín, 2012- ediciones del colectivo volador) (Ilustrado por el autor)

“Ciudad” - Ilustración, diagramación e idea de Romina Paesani sobre el poema Ciudad de Rodolfo A. Álvarez (Junín, 2013, ediciones del colectivo volador)

“Así sucede” (Junín 2014 - ediciones del colectivo volador) (Prólogos de Rogelio Ramos-Signes y Enrique Scarpatti) (Ilustración y foto de Sandra Pintos)

“Ternura ante la muerte /// eso” (Junín 2016- ediciones del colectivo volador) (Ilustración de tapa de Romina Paesani)

“Política” (Junín 2017- ediciones del colectivo volador)

“La Promesante” (Junín 2018 ediciones del colectivo volador) (Prólogo de Antonio Giobellina)

“Visitaciones” (Junín 2018 ediciones del colectivo volador) (Ilustraciones de Daniel De Camillis)

“El cielo tarda demasiado en morir” (Junín 2019- ediciones del colectivo volador) (Foto de Sandra Pintos)

“El bar unomismo” (Junín 2021-Humano ediciones) (edición conjunta con el libro "Poemas en fuga" de Enrique L. Scarpatti)

 

1 sept 2024

DESEO QUE TE PISE UN DESEO, Rolando Revagliatti

Poemas seleccionados de su último libro: "Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo"



YO lo tenía todo:

deudas, extrema soledad, odios

 

Fugitivo, rodeado de vagos

la vida me sonríe.

 

*** 

SI Dios me da vida

me la quitaré:

¿qué haría con ella?

 

***

Decime que soy un tarado

y oiré que soy un arado

(oiré lo que deba oír

dirás lo que debas decir).

 

***

 Cuando me llevó

-de un saque-

La Muerte

 

me puso en mi lugar.

 

***

 La gota que cae

sobre mi testa

horada la piedra.

 

***

 La profesora de ruso

se monta a su alumnito en rumano

Logra gemir en franco invencionismo

políglota.

 

***

 Viene con abismo

la belleza.

 

***

 Permítame usted contradecir sus deseos...

 

(imponer los míos).

 

***

 Mientras no te enteres

de cuánto me admiras

no cesarás de combatirme

ignorándome.

 

***

 ¿Cómo hacer para que yo te guste de nuevo?

 

Pero, sobre todo:

¿cómo hacer para que yo te guste de viejo?


*** 

Trinidad (cancioncilla)

 

Todos los patitos se fueron a bañar

La homeopatía, el psicoanálisis, la poesía

se quisieron quedar

y la alopatía los quiere medicar

 

Todos los patitos se fueron a bañar

El psicoanálisis, la poesía, la homeopatía

se quisieron quedar

y la psiquiatría los quiere enchalecar

 

Todos los patitos se fueron a bañar

La poesía, la homeopatía, el psicoanálisis

se quisieron quedar

Un Poder prosaico y expeditivo los quiere

   Acallar

 

y los tres patitos gritan a cuál más.

 

***

El Revagliastés

 

Es en el Pequeño Revagliastés Deslustrado

donde sabremos hallar fácilmente

la fuente inagotable de nuestro absoluto

desconocimiento

 

Aprenderemos a sospechar, por ejemplo

de dónde no provenimos

y sin piedad

hacia dónde no vamos

 

Adquiéralo con tan sólo su rotundo desinterés

por hacerlo suyo:

el Pequeño Revagliastés Deslustrado

no es precio lo que tiene

sino valor (coraje)

y, sin embargo, siempre que puede

huye.

 

(*) Rolando Revagliatti, de su libro “Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo”, 2024, Leviatán, Argentina. 

(**) http://www.revagliatti.com/biografia.htm


1 jul 2024

EL ALEGATO DEL MUERTO, Jorge P Yakoncick


Hola

soy el muerto

un incómodo recuerdo

oculto en el fondo de un cajón

donde poner la podredumbre

que cae

moldeando las vacías huellas

que los pasos dejan

en la greda del camino

mientras se dirigen a un horizonte

desabonado de flores ya marchitas

como anuncio del cadáver

que allí espera consumarse

soy el muerto que acarrean

con pesar. Sus labios

me adjetivan con las calumnias

y los elogios habituales

se empecinan en cargarme

de esas piedras que no tiran

como si existiera todavía

el más allá de un luto

que no acaban de barrer bajo la alfombra

Oigan

soy el muerto

para mí no hay otra compañía

que el amoroso reptar de los gusanos

sus besos me hermanan con el universo

estoy libre del ritmo de los días

y de las necesidades del alma

soy ausencia en la carencia

soy sólo silencio

aullando en la tempestad de la memoria

de aquel que viene llorando

con los brazos abiertos a mi encuentro

 

(*) Jorge Pablo Yakoncick, de “Panfletos Cimarrones N°1, 2014, Líbelo Bagual, Ed

26 may 2024

POESÍA REUNIDA DE ANAHÍ LAZZARONI, 2021

 


“No se sabe por qué la poesía marca a algunos seres” Anahí Lazzaroni

El 23 de julio del 2011, en este mismo blog titulaba: “Anahí Lazzaroni: desde la ciudad del fin del mundo”, y seguía:

“Una ciudad mítica, de la cual todos han tenido alguna noticia, o se han maravillado con las imágenes de fotógrafos célebres y aficionados: Ushuaia.
Una escritora, en esa misma ciudad, como para dar un efecto de realidad: Lazzaroni.
Un nuevo libro de poesía, que dice de esa ciudad y de esa persona que es Anahí.
Cuatro poemas elegidos, de su nuevo libro -“El Viento Sopla”-, que llegó por correo tradicional a mi casa, como si esa costumbre de hacer circular la Poesía de ese modo no hubiese sucumbido nunca.”

Por supuesto Ushuaia no era lo que es hoy y no lo era cuando Anahí llegó junto a su madre y su hermana Alicia -en el año 1966- desde La Plata, donde había nacido un 30 de agosto de 1957.

Ya no se fue más de esa ciudad que creció y se transformó. Todos sabemos que las poblaciones y las personas se expanden, se reducen y se vuelven a expandir: se transforman juntas. O quizá sea como una respiración alterna que comparten ciudad y habitantes, un intercambio de aires.

Falleció un 26 de marzo de 2019 en la casa en la que vivía con su madre. Unos meses antes, luego de varias promesas e intentos de llegarme hasta allí, pudimos compartir, en esa misma casa, una larga y hermosa tarde que siempre me parecerá corta, muy corta.

Al decir de Luciana Mellado -que hace las “Notas introductorias a la obra de Anahí Lazzaroni”-: integró las “primeras generaciones” de escritores patagónicos del siglo XX y ocupó rápidamente un “lugar medular en la literatura del sur, tanto por su escritura como por su participación en el campo de la cultura local. Fue una figura central para el desarrollo de la Poesía de Tierra del Fuego, y para el ingreso de Ushuaia a la cartografía simbólica de la literatura argentina. Hacia adentro y hacia afuera de la región, su escritura marca como un hito ineludible en la historia literaria que se escribe desde el sur del país.”

No es intención hacer un estudio sobre la figura y la obra de Anahí, me quedo con la belleza y precisión de sus poemas; con las fotos que tomaba; con nuestro siempre honesto, lúcido y constructivo intercambio epistolar de textos, cometarios, libros, proyectos y vivencias. También con ese don: el oído y su memoria de ese mismo oído que le permitía reconocer -identificar- a través de un texto desconocido, a su autor, si alguna vez había leído otra obra de él.

Agradezco a Alicia -hermana y compañera de aventuras literarias y editoriales- el envío de este maravilloso, y fundamental, libro que reúne su Poesía desde 1988 a 2017. Libro que nace, también, de su cariño y admiración por Anahí.


Brevísima selección:


(*) De “ACECHAR EL HAIKU”, 2004


Los 10 haikus corresponden a:

14 de enero


¿Quién intenta

en el extremo del mundo

acechar el haiku?


Echan pestes

por el aire helado

mis pobres huesos.


Ángeles locos

en paños menores

se prueban las alas.


Taza de té

ya crepita el fuego

el día es gris.


Caballos relinchan

en el medio del bosque

nadie los monta.


Detrás del vidrio

un pájaro gordo

levanta vuelo.


Luna de verano

la ocultan las nubes.

¡Noche de lluvia!


Cerca del libro

esperan quietos

los anteojos.


Con lápiz negro

escribe un haiku

a media tarde.


El agua de lluvia

cayendo todos los días

abruma.



(*) De “EL VIENTO SOPLA”, 2011


Graffiti


Alguien debería dibujar de un modo impecable

el mapa de una ciudad loca

a la que abofetea el viento.


Bordeada por un mar gris y murallas de piedra,

con gentes de poco hablar

navegando sus propios océanos.


Nombro una ciudad que no está muerta ni viva.

15 de octubre, 2003


30 denarios


La ciudad está abierta al mar y a la codicia que devora incautos.


Nieva en este agosto de pocos viajeros

por momentos es la lluvia la que roza el bosque.


Los rumores son confusos:

¿quién es quién en esta ciudad de memorias delgadas?


Casi todos llegan con sus maletas hundidas y sus máscaras.

Forasteros siempre, forasteros varados.

Fugitivos quietos soñando con fiebres desconocidas y denarios de plata.

28 de agosto, 2005


La ciudad en vísperas electorales


La ciudad ni siquiera posee la melancolía de los imperios que han muerto.

Se escucha un alboroto perpetuo de fiesta decadente

sin música y sin cristales para el vino.

Los comensales tiran la comida, ríen a carcajadas.

Hay amenazas, un gato muerto colgado de una reja.

Los que pueden oír, los que entrecierran los ojos para escuchar mejor

saben que lo que se escucha no es sólo el rumor del viento,

ni los pasos de esa mujer

Que camina bajo la lluvia y lleva una bolsa de papel.

Es otra cosa.

Es otra cosa.

Lo que se escucha.

Es otra cosa.

30 de marzo, 2007


En riesgo


¿Dónde están todos aquellos

que escuchaban las campanas de la iglesia?


¿Y dónde están los asesinos

hoy que las veletas giran enloquecidas

gracias a un viento infatigable?


Incendios en los campos.

Incendios en el bosque.


Que desde el cielo caigan mares,

mares de agua para aplacar la furia.

6/7 de diciembre, 2008


La ciudad en agosto


Ciudad de tufillo mafioso, tierra de barcos y vientos.

Sur tan inmenso, sur tan vacío.

Con la decadencia esparcida aquí y allá.

Aguas heladas, mar, nieve, lluvias.

Un gran silencio se escucha detrás del gran ruido.

La misma ciudad que pudo haber soñado un loco.

30 agosto, 2008



(*) De “ALGUIEN LO DIJO”, 2017


Enero


Extraño una reunión

de muchas personas

bajo los árboles.

El sol pegando fuerte cualquier mediodía.

Conversaciones en alta voz,

como en el campo y a la italiana.

El ruido de las botellas, de la vajilla,

de los cuchillos,

vigilado por los perros de la casa.

El runrún de los parloteos

quebrado por una risa

y el susto de alguien

que escucha un secreto

con ojos azorados.


Enigma


¿Para qué recordar esta melodía

si desconocemos de dónde viene?

¿Por qué razón vuelve

si no la podemos cantar?

Hubo un tiempo que estuvo

en nosotros

al igual que tantas cosas.

El pentagrama está vacío.



Algunas personas imaginan a los poetas...


Algunas personas imaginan a los poetas

Como escuálidos hilos que traslada el aire.

Voces huecas o aguardentosas remedando

manantial y trueno.


Delgadez extrema, cierto susurro que viene del pasado.

Aves de otro mundo

que sueltan sus plumas sobre los papeles.


Con pocas urgencias y un estar sin tareas,

patria, día de la semana, habilidad concreta.


¿Se equivocan? ¿Mienten?



Días de marzo


Escribo a media máquina.

Me distraen los sueños nocturnos,

los matices radiantes.

El río revuelto.

Las catástrofes.

Los gritos pidiendo un voto para las urnas.


Me desvela la ausencia de los dioses

y sus caballos alados


sobre las ciudades


del planeta.

***

(Inédito. su último verso da nombre al libro que reúne su obra):


La señal


Ahora que estás ahí el mundo dejó de ser una batalla.


Es como si a través de la palabra escrita

me enseñaras que el sosiego puede ser hallado.


Escribimos sobre el paisaje de la ciudad.

Escribimos sobre este invierno

y las ramas de los árboles

y el viento que las mueve.


Pero vos lo sabés, en el fondo

siempre estamos escribiendo de otra cosa.


La palabra nieve es una buena contraseña.

6 de agosto de 2000


(*) Anahí Lazzaroni. "La palabra nieve es una buena contraseña", poesía reunida 1988-2017, Editora Cultural Tierra del Fuego, 2021.







22 may 2024

4 POEMAS, traducidos por José Santiago Naud

Los siguientes poemas fueron cedidos a Antonio Miranda quien los hizo traducir para su Portal de Poesía Iberoamericana hace algunos años. Debajo dejo el link, porque, más allá de esta circunstancia, la labor de Antonio es inmensa.


PAISAJE


Yo estaba allí

diluido en el paisaje salado del mar

vueltos los ojos a un río desprejuiciado

y a unos cuerpos espumosos que se perdían

entre anónimas piedras.

Sabía que me lo llevaría para siempre

y que algunas palabras lograrían encender

esta ilusión que se llama recuerdo.

Así y todo quise destruir el vestigio de lo real

mastiqué cada vocablo que sonara conocido

buscando otra lengua

porque otra lengua significaría otro mundo

otra percepción.

Pero aquí estoy

saboreando estos restos.

                                                        21/01/94

  

PAISAGEM

 

Ali me achava eu

diluído na salgada paisagem do mar

os olhos virados para um rio sem preconceito

e corpos de espuma que se perdiam

entre as pedras anônimas.

Sabia que a levaria para sempre

e algumas: palavras alcançariam incendiar

esta ilusão que se chama lembrança.

Assim e completo quis destruir os vestígios do real

mastiguei todo vocábulo que soara conhecido

buscando um idioma diferente

porque outra língua significaria outro mundo

outra percepção.

Nas estou aqui

saboreando estes resíduos.

 

ENCRUCIJADA URBANA 

 

En una encrucijada urbana

dos muertos en sus féretros

se saludan.

Uno va hacia el cementerio norte

otro al este.

Dentro de un largo coche

una pálida muchacha rubia

me mira sin mirarme

acongojada.

Será su esposa

Será su hija

Será su amante.

El coche sigue a una larga hilera

ya he visto antes

a esa mujer

en otras circunstancias

bajo otras luces

dentro de otras sombras.

¿Me miraría y, haciendo un hueco al dolor

se diría

ya he visto a este hombre antes

bajo otras luces

entre otras sombras

en otras circunstancias?

El semáforo me da el paso

camino hacia el este

con un muerto que viaja despacio

cuando llegue a la otra esquina

seguro

                                                            (10/06/96)

 

ENCRUZILHADA URBANA

 

Em certa encruzilhada urbana

dois mortos em seus ataúdes

cumprimentam-se.

Um segue ao cemitério do norte

o outro ao do leste.

Dentro de um coche espaçoso

uma pálida menina loura

me contempla sem olhar

ansiosa.

Será a sua mulher

Será sua filha

Será sua amante.

o coche segue uma longa fila

e eu antes já vira

essa mulher

em outras circunstância

sob outras luzes

dentro de outras sombras.

Olharia para mim e, num vazio de dor

se diria

já vi antes este homem

sob outras luzes entre outras sombras

em outras circunstâncias?

O semáforo dá-me passagem

caminho para o leste

Com um morto que viaja devagar

quando dobrar a outra esquina

certamente

terei esquecido tudo.


 

ESE MANTEL

 

                          a mi esposa Alejandra y a mis hijos Iván; Lucio y Sara.

 

Ese,

ese mantel

de días

de otras témperas derramadas

a un sol

aún invisible

a una luna

imaginaria

ése

poblado de manos

y pequeños comensales

con risas

que en el punto del lienzo

duermen impresas

el de las migas copiosas

que las alimañas devorarán

Tela esculpida

y absorta

turbada por la ráfaga

                   de la nostalgia

ese mantel

que de ausencias se harta

lleno

de nosotros

que no estamos

sobre esa mesa

no estamos

juntos

esta noche borracha

de cuervos mudos

sin estribillos

sin mácula

apenas

algunas lágrimas

apenas.

                                (06/02/2004)

 

ESSA TOALHA

 

              a minha mulher Alejandra e aos meus filhos Iván; Lucia e Sara.

 

Essa,

essa. toalha de dias

de outros vestígios espalhados a um sol

ainda invisível

a uma lua

imaginária

essa

povoada de mãos

e pobres convivas

e risos

que no ponto da tela

dormem impressos

a das migalhas copiosas

que bichos vão devorar

Tela esculpida

e absorta

turva pela rajada

                 da saudade

essa toalha

que se sacia de ausências

cheia

de nós

que já deixamos

essa mesa

e não estamos

juntos

nesta noite ébria

de corvos silenciosos

sem estribilho

sem manchas

apenas

algumas lágrimas

apenas.

 

ALGUIEN TE NOMBRA  

 

Alguien te nombra

con gruesa voz

en el cáustico vacío

 

Y en dos palabras

dice

lo que no dice.

 

Hay como un eco

cuando escuchás

y varias preguntas.

 

Alguien te nombra

y sabés

que ese nombrarte

rodará

cuando ya no lo escuches

y labios, labios

moverán

el cáustico vacío

con aire

de irrealidad.

                              (31/10/2002)


ALGUÉM DIZ TEU NOME

 

Alguém diz teu nome

com voz forte

no cáustico vazio

 

E em duas palavras

diz

o que não diz.

 

Há como um eco

se escutas

e várias perguntas.

 

Alguém diz teu nome

e sabes

que esse nomear-te

rodará

quando já não o escutes

e lábios, lábios

moverão

o cáustico vazio

com ar

de irrealidade.    




(*) Jorge Dipré; traducción José Santiago Naud.

(*) Antonio Miranda Portal de Poesía Iberoamericana. http://www.antoniomiranda.com.br

(*) http://www.antoniomiranda.com.br/iberoamerica/argentina/jorge_alberto_dipre.html

19 may 2024

SURREALISMO Y EROTISMO (aproximaciones), Silvia Guiard

 El surrealismo, como es sabido, coloca la creación al dictado del inconsciente. Y esto no porque se haya propuesto renovar los caminos de la literatura, sino porque más bien se propone dinamitarlos. 

En la antesala del surrealismo está la guerra, ese gran festival de destrucción de las fuerzas productivas, de trituración de los cuerpos y licuefacción de las conciencias, al que el capitalismo, no solo periódica, sino perpetuamente, se consagra. Pero ésta es la primera de su siglo, primera a gran escala, la Gran Guerra. La voz de Thánatos tonante.

Es contra ese fondo trágico, contra ese infinito desamparo de trinchera cubriendo el horizonte, contra ese pozo de desconcierto y sinsentido, contra ese horror, que algunos seres jóvenes, vivientes, o, para mejor decir, sobre/vivientes, se alzarán.

Un interrogante se plantea, similar sin duda en algún grado al que más tarde va a plantearse Adorno cuando llegue a decir que, después de Auschwitz, no es posible escribir poesía. En 1919 la respuesta primera es también de una tajante negatividad. No sólo no hay poesía ni literatura posibles o válidas, no hay nada, nada más que un furor corrosivo que ataca de un solo coletazo todo valor establecido. Esto es Dadá. “Nada de pintores, nada de literatos, nada de músicos, nada de escultores, nada de religiones, nada de republicanos, nada de realistas, nada de imperialistas, nada de anarquistas, nada de socialistas (…) nada de todas esas imbecilidades, no más nada. NADA. NADA. NADA”, dice uno de sus manifiestos. Y el propio André Breton: “Dadá no se entrega a nada, ni al amor ni al trabajo. Es inadmisible que un hombre deje una huella de su paso por la tierra.”

CONOZCO ALGUNOS TRUCOS, de Alejandro Schmidt


trabajo muchas horas tatuando gente en joyland park

estoy calvo

y gracias a la marina he recorrido el mundo

 

no sé pensar lejos

pero conozco algunos trucos

 

logré que wade miller me hiciera protagonista de ‘Paso Fatal’

(san diego después de la segunda guerra)

 

por otra parte

jamás bordaría una odalisca en la espalda de nadie.

 

me gusta el público todas las noches

no es por dinero

no

la multitud

me gusta

 

en las filipinas

me abrieron el vientre

con una botella de pilsen

por una nativa

que no recuerdo

no logro recordar

era una mestiza con aceite en el pelo

 

he soportado casi todo

tengo cicatrices norteamericanas en la mente

 

no es necesario vivir miles de años para estar en paz

permíteme que pinte

el emblema de la Unión

en tus bíceps

 

y te confirmaré un prejuicio:

 

la piel de los judíos es mucho más dura que la de los animales.

 

(*) Alejandro Schmidt; “Serie Americana”; (segunda edición corregida) 2008; Ediciones Recovecos. Publicado por primera vez en 1988.

CARTA A JORGE LUÍS BORGES, Susang Sontang

 

12 de junio de 1996

Querido Borges:

Dado que siempre colocaron a su literatura bajo el signo de la eternidad, no parece demasiado extraño dirigirle una carta. Si alguna vez un contemporáneo parecía destinado a la inmortalidad literaria, ese era usted. Usted era en gran medida el producto de su tiempo, de su cultura y, sin embargo, sabía cómo trascender su tiempo, su cultura, de un modo que resulta bastante mágico. Esto tenía algo que ver con la apertura y la generosidad de su atención. Era el menos egocéntrico, el más transparente de los escritores... así como el más artístico. También tenía algo que ver con una pureza natural de espíritu. Aunque vivió entre nosotros durante un tiempo bastante prolongado, perfeccionó las prácticas de fastidio e indiferencia que también lo convirtieron en un experto viajero mental hacia otras eras. Tenía un sentido del tiempo diferente al de los demás. Las ideas comunes de pasado, presente y futuro parecían banales bajo su mirada. A usted le gustaba decir que cada momento del tiempo contiene el pasado y el futuro, citando (según recuerdo) al poeta Browning, que escribió algo así como «el presente es el instante en el cual el futuro se derrumba en el pasado». Eso, por supuesto, formaba parte de su modestia: su gusto por encontrar sus ideas en las ideas de otros escritores.

 

Esa modestia era parte de la seguridad de su presencia. Usted era un descubridor de nuevas alegrías. Un pesimismo tan profundo, tan sereno como el suyo no necesitaba ser indignante. Más bien, tenía que ser inventivo... y usted era, por sobre todo, inventivo. La serenidad y la trascendencia del ser que usted encontró son, para mí, ejemplares. Usted demostró de qué manera no es necesario ser infeliz, aunque uno pueda ser completamente perspicaz y esclarecido sobre lo terrible que es todo. En alguna parte usted dijo que un escritor debe pensar que cualquier cosa que le suceda es un recurso. (Estaba hablando de su ceguera.)

 

Usted fue un gran recurso para otros escritores. En 1982 –es decir, cuatro años antes de morir (Borges, son diez años)– dije en una entrevista: «Hoy no existe ningún otro escritor viviente que importe más a otros escritores que Borges. Muchos dirían que es el más grande escritor viviente... Muy pocos escritores de hoy no aprendieron de él o lo imitaron». Eso sigue siendo así. Todavía seguimos aprendiendo de usted. Todavía lo seguimos imitando. Usted le ofreció a la gente nuevas maneras de imaginar, al mismo tiempo que proclamaba, una y otra vez, nuestra deuda con el pasado, por sobre todo con la literatura. Usted dijo que le debemos a la literatura prácticamente todo lo que somos y lo que fuimos. Si los libros desaparecen, desaparecerá la historia y también los seres humanos. Estoy segura de que tiene razón. Los libros no son sólo la suma arbitraria de nuestros sueños y de nuestra memoria. También nos dan el modelo de la autotrascendencia. Algunos piensan que la lectura es sólo una manera de escapar: un escape del mundo diario «real» a uno imaginario, el mundo de los libros. Los libros son mucho más.

 

Lamento tener que decirle que la suerte del libro nunca estuvo en igual decadencia. Son cada vez más los que se zambullen en el gran proyecto contemporáneo de destruir las condiciones que hacen la lectura posible, de repudiar el libro y sus efectos. Ya no está uno tirado en la cama o sentado en un rincón tranquilo de una biblioteca, dando vuelta lentamente las páginas bajo la luz de una lámpara. Pronto, nos dicen, llamaremos «notebook» cualquier «texto» a pedido, y se podrá cambiar su apariencia, formular preguntas, «interactuar» con ese texto. Cuando los libros se conviertan en «textos» con los que «interactuaremos» según los criterios de utilidad, la palabra escrita se habrá convertido simplemente en otro aspecto de nuestra realidad televisiva regida por la publicidad. Este es el glorioso futuro que se está creando –y que nos prometen– como algo más «democrático». Por supuesto, usted y yo sabemos, eso no significa nada menos que la muerte de la introspección... y del libro.

 

Por esos tiempos no habrá necesidad de una gran conflagración. Los bárbaros no tienen que quemar los libros. El tigre está en la biblioteca. Querido Borges, por favor entienda que no me da placer quejarme. Pero, ¿a quién podrían estar mejor dirigidas estas quejas sobre el destino de los libros –de la lectura en sí– que a usted? (Borges, son diez años.) Todo lo que quiero decir es que lo extrañamos. Yo lo extraño. Usted sigue marcando una diferencia. Estamos entrando en una era extraña, el siglo XXI. Pondrá a prueba el alma de maneras inéditas. Pero, le prometo, algunos de nosotros no vamos a abandonar la Gran Biblioteca. Y usted seguirá siendo nuestro modelo y nuestro héroe.

Susan Sontag (nacida como Susan Rosenblatt, Nueva York, 16 de enero de 1933-ibídem, 28 de diciembre de 2004) fue una escritora, novelista, filósofa y ensayista, así como profesora, directora de cine y guionista estadounidense de origen judío. Aunque se dedicó principalmente a su carrera literaria y ensayística, también ejerció la docencia y dirigió películas y obras teatrales. Sontag fue ganadora del premio Príncipe de Asturias de las Letras, que otorga el gobierno español, el 7 de mayo de 2003.

®️Literatura, arte, cultura y algo más https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=pfbid0qWwTgGnRGsQttfMeqgQLW7dymMpKmFgB1dFSFFiJwP2G68JcV4nMxn77pxcvUvJJl&id=100065073139203

CARTAS DE MI ABUELA, Leo Tuntisi

 

A través de la vida de mi abuela

podría contarse la historia de un siglo,

como bajo la luz parpadeante de un cinematógrafo onírico...

 

Buenos tiempos,

malos tiempos

y al final, Rosa sentada en su sillón

bajo la galería con vista al patio,

recordando...

 

Cuando mi abuela nació

todavía estaba en pie la piedra movediza.

 

Las calles de mi pueblo eran aún imaginarias

bajo una espesa niebla

y los ingleses se emborrachaban en el Hotel Londres.

 

Después, poco después

comenzaría a rodar el molino de la Historia,

entre acordes de un jazz frenético:

la revolución comunista

el crack de Wall Street

los dirigibles dominando el cielo

y Gardel cantaba en la radio

y el Toro salvaje de las pampas

sacaba de una piña a Dempsey fuera del ring.

 

Mientras tanto Rosa...

reía con esa risa que era como el cristal,

como el poema de Péret,

"Rosa espuma de mar hecha cristal"

y pasaban películas mudas como en un sueño

y las guerras eran como chaparrones de sangre y odio,

tan lejos...

 

Ya se apagaría en la radio la voz de los dictadores

mientras ella amasaba aquella pasta inolvidable

y cultivaba un rosal de rosas rojas, rosas, blancas, amarillas

y la radio anunciaba el Glostora Tango Club.

 

Cómo olvidar aquellos cuentos leídos en la cama,

aquella letra menuda de sus cartas con faltas de ortografía.

Cómo olvidar aquellos tazones de café con leche en el invierno,

cómo olvidar el pan, las nueces, los sueters tejidos a mano,

las sierras en el verano y su risa feliz…

 

Cómo olvidar el perfume incomparable de su rosal…

 

Cuando se fue...

fue como salir al camino bajo la lluvia,

sin tener a dónde ir.

 

Rosa espuma de mar,

Ross cristal,

fragilidad.

 

(*) Leandro Tuntisi, de revista Talismán, Poesía en la ciudad, Otoño de 2023, Venado Tuerto, Argentina.